jueves, 28 de octubre de 2010

Continente

A partir de cierto momento de la vida, la muerte de una persona con la que uno ha tenido alguna relación, lo mata un poco también a uno. Una parte del propio ser muere junto con el muerto.

Creo que por primera vez sentí esto cuando murió mi padre. De a poco, otras ausencias definitivas fueron mordiendo mi espíritu, como ahora.

Mis hijos no van a recordar a Néstor Kirchner, son demasiado chicos, como tampoco van a recordar a mi viejo, porque nacieron después de su muerte. El recuerdo de esas voces, de esos rostros, y de algunos otros no puedo transferírselos: morirán conmigo. Por esa razón, yo también he muerto un poco ayer.

Hoy, mientras manejaba por la ciudad, no se por qué recordé estas palabras de John Donne, que por primera vez leí de chico, escritas por mi viejo en el margen de un libro de inglés de su escuela secundaria (el Nacional de La Plata):

Ningún hombre es en sí equiparable a una isla, todo hombre es un pedazo del Continente, una parte de Tierra Firme; si el Mar llevara lejos un terrón, Europa perdería como si fuera un Promontorio... Como si se llevaran una Casa Solariega de tus amigos o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy parte de la Humanidad. Por eso no quieras saber nunca por quién doblan las campanas: ¡Están doblando por ti...!

martes, 22 de junio de 2010

Los muchachos de antes no usaban Twitter

La verdad, hermano,  que querés que te diga, machos eran los de antes. Ahora con este asunto del tuiter y del feisbuc todo el mundo parece un marica. Con voluntarismo militante estos impertinentes te invitan a unirte al corso de la trivialidad instantánea; cada dos días te llega un mail con alguna invitación.

Lo peor es que la gente cree que si, que uno tiene ganas de integrarse en esas "redes sociales" (ahhjjj!) y que no lo hace porque nadie lo ha invitado aún, o porque no sabe como usar una computadora... dió mío.

Haceme un señalado favor: no me invites nunca mas a facebook, twitter, MSN, myspace, o cualquier otro que se ponga de moda el mes que viene. NO ME VOY A UNIR NUNCA JAMÁS a un sitio de esos.


A ver si me entendés: me importan tres carajos redoblados de que cuadro sos. Me paso por el quinto forro de las pelotas a donde vas de vacaciones. Por mi que todos tus amigos se caguen muriendo ahora mismo, incluso mejor, menos tráfico. Tus fotos me parecen malísimas, no tenés ni idea de como usar un cámara, sacás siempre en automático y te salen todas iguales, son una soberbia colección de merda aguada. Que se yo te queda el pelo. No me importa quien te alesa el buje este mes, no me importa quien te va a planchar la escarapela el mes que viene.
No necesito amigos, el género humano me da asco. No me quiero reencontrar con nadie, mucho menos con mis ex-compañeros de la primaria, que era una manga de ortibas y botonazos (bueno, menos uno o dos) que se puede ir en grupo a la concha de su tía. No me mueve un pelo la posibilidad de levantar minas (o caralisas): si ando con ganas de darle de comer al gato, voy y encaro a la que te criaste, como se hacía antes, como hice toda la vida.

In fine, ponete a hacer algo útil y dejate de boludear.

Para coronar esta diatriba estrepitosa, nada como Machine Gun, de el incomparable Jimi Hendrix.  Escuchenló fuerte, sientan la sangre correr por sus venas.

PS 11-2010: la muerte de N.K. peligrosamente dió mucha relevancia (digamos que el fenómeno empezó antes) a una nueva noción de "militancia" que consiste en estar todo el tiempo pendiente de los comentarios que se propagan por las redes sociales. No digo que esté mal, después de todo es mejor algo que nada. Pero tengamos cuidado: para esta nueva camada de "militantes", particularmente los de clase media, escribir cometarios en facebook es hacer política. No se equivoquen: militancia es ir a meter las patas en el barro, ir a disputarles a los punteros cada voluntad en cada barrio, en cada villa, en cada asentamiento. Es poner plata para bancar la unidad básica, para la nafta. Si quieren construir en serio, para largo tiempo, hay que laburar abajo. El resto es verso.
Es por eso que amasijaron a Costeki y a Santillán y a tantos otros, porque los que son verdaderamente peligrosos, los que realmente les disputan el control a los punteros son los que están en los barrios, no los que están en facebook.

domingo, 3 de enero de 2010

Cazá lo' broli

Alguna que otra vez sostuve que los obreros, las sirvientas que leían el diario Crítica allá por los años '20, sabían leer mucho mejor que el lector actual.

Atiéndase por favor al hecho de que la Crítica era un diario sensacionalista de corte conservador, inicialmente financiado por el Partido Autonomista, y, para los años '20 ya tenía una importante sección sobre deportes. Sería el equivalente de la Crónica de estos días, una publicación dirigida a las masas de trabajadores. Muchos de ellos eran inmigrantes, con otra lengua materna distinta al castellano.

El siguiente ejercicio serviría para probar mi afirmación: tómese un ejemplar cualquiera de Crítica, digamos uno de hace 80 años, y compárese el texto de sus columnas con el de un diario actual, no ya un diario "popular", sino uno dirigido a las clases medias educadas, como Cornetín o La (garca)Nación; se verá rápidamente que la riqueza de vocabulario y sintaxis de Crítica es incomparablemente superior.

Indudablemente, la gente estaba mas familiarizada con la lectura en aquel entonces. En Crítica, o en alguna de sus publicaciones asociadas, han participado tipos como Borges, Ulyses Petit de Murat, Arlt, Gonzáles Tuñón, Carlos de la Púa, escribiendo como escribían en otras publicaciones, no en versiones diluídas o condescendientes.

Encuentro este mismo razonamiento en John Taylor Gatto, The Underground History of American Education, capítulo 3:
According to the Connecticut census of 1840, only one citizen out of every 579 was illiterate and you probably don’t want to know, not really, what people in those days considered literate; it’s too embarrassing. Popular novels of the period give a clue: Last of the Mohicans, published in 1826, sold so well that a contemporary equivalent would have to move 10 million copies to match it. If you pick up an uncut version you find yourself in a dense thicket of philosophy, history, culture, manners, politics, geography, analysis of human motives and actions, all conveyed in data-rich periodic sentences so formidable only a determined and well-educated reader can handle it nowadays. Yet in 1818 we were a small-farm nation without colleges or universities to speak of. Could those simple folk have had more complex minds than our own?
Recomiendo el mamotreto, vale la pena digerirlo.