domingo, 3 de enero de 2010

Cazá lo' broli

Alguna que otra vez sostuve que los obreros, las sirvientas que leían el diario Crítica allá por los años '20, sabían leer mucho mejor que el lector actual.

Atiéndase por favor al hecho de que la Crítica era un diario sensacionalista de corte conservador, inicialmente financiado por el Partido Autonomista, y, para los años '20 ya tenía una importante sección sobre deportes. Sería el equivalente de la Crónica de estos días, una publicación dirigida a las masas de trabajadores. Muchos de ellos eran inmigrantes, con otra lengua materna distinta al castellano.

El siguiente ejercicio serviría para probar mi afirmación: tómese un ejemplar cualquiera de Crítica, digamos uno de hace 80 años, y compárese el texto de sus columnas con el de un diario actual, no ya un diario "popular", sino uno dirigido a las clases medias educadas, como Cornetín o La (garca)Nación; se verá rápidamente que la riqueza de vocabulario y sintaxis de Crítica es incomparablemente superior.

Indudablemente, la gente estaba mas familiarizada con la lectura en aquel entonces. En Crítica, o en alguna de sus publicaciones asociadas, han participado tipos como Borges, Ulyses Petit de Murat, Arlt, Gonzáles Tuñón, Carlos de la Púa, escribiendo como escribían en otras publicaciones, no en versiones diluídas o condescendientes.

Encuentro este mismo razonamiento en John Taylor Gatto, The Underground History of American Education, capítulo 3:
According to the Connecticut census of 1840, only one citizen out of every 579 was illiterate and you probably don’t want to know, not really, what people in those days considered literate; it’s too embarrassing. Popular novels of the period give a clue: Last of the Mohicans, published in 1826, sold so well that a contemporary equivalent would have to move 10 million copies to match it. If you pick up an uncut version you find yourself in a dense thicket of philosophy, history, culture, manners, politics, geography, analysis of human motives and actions, all conveyed in data-rich periodic sentences so formidable only a determined and well-educated reader can handle it nowadays. Yet in 1818 we were a small-farm nation without colleges or universities to speak of. Could those simple folk have had more complex minds than our own?
Recomiendo el mamotreto, vale la pena digerirlo.