lunes, 2 de mayo de 2011

Sábato

Hace ya largo tiempo que estaba un poco ausente; cosas de la edad. Es decir que su desaparición completa extiende una sensación que ya uno venía teniendo hace rato. Yo no leí sus últimos dos libros, no se que dicen pero creo que lo sospecho porque en sus últimos años reiteró algunas de las ideas que lo obsesionaron toda su vida. Capaz algún día lea esos últimos ensayos.

Debido a la reunión con Videla, Sábato no será nunca un prócer. Por eso, y también, pero menos, por el prólogo al Nunca Mas donde define la teoría de los dos demonios.

Yo lo sigo recordando por otras cosas, que ocurrieron antes en su vida y en la historia, y que de algún modo también ocurrieron antes en mi vida.
En los ensayos en Uno y el Universo, Hombres y Engranajes, Heterodoxia, Apologías y Rechazos, La Crisis Política y Social, y el libro de Orlando Barone de Diálogos con Borges, aprendí  a pensar, a tener algunos criterios y conocí otros autores y pensadores que me ayudaron a entender algunas de las pocas cosas que entiendo (o creo que entiendo). Estos libros van a seguir en mi biblioteca en el lugar de siempre.

A pesar de sus contradicciones, o justamente por ellas, creo que aprendí a ejercer el sentido crítico sobre el emocional, por el Sábato comunista que denunció los crímenes de Stalin, el antiperonista que se opuso a la libertadora, el físico que desconfiaba de la tecnofilia.

Secretamente, también, y no menos importante, admiro un poco al hombre que optó por ser un tipo de barrio, que de algún modo despreciaba tanto el centro como el country.

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